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¿Cómo las personas enfrentan el cambio actual?

Erika Sierra Arias
6 min readApr 29, 2020

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*Este es el primer post de la mini-serie «¿Cómo será el mundo después del Coronavirus?».

El siguiente artículo describe dos narrativas muy comunes en tiempos de pandemia que ilustran la manera cómo se configura una realidad naciente.

La especie humana es un animal social que ha usado el lenguaje como la forma de establecer las relaciones que nos mantienen unidos como miembros de una sociedad. Saber del otro (y viceversa) ha sido clave para la supervivencia y reproducción de nuestra especie. Como lo dice el biólogo Humberto Maturana, “es en el conversar donde somos humanos”, así pues, todo lo racional, lo místico, lo espiritual, la ciencia, la filosofía, la fama, la historia, son relatos que construimos a diario, y son la materia prima de lo que están hechos nuestros modelos del mundo y de nosotros mismos dentro de él.

Cuando conversamos estamos construyendo la realidad.

Son pues los relatos, la imaginación y el poder de la inteligencia lo que nos ha permitido evolucionar como especie, no evolucionamos por cuestión de ser más fuertes, sino de ser más inteligentes, así lo afirma Y.N. Hariari en su libro De animales a dioses: “El Homo Sapiens conquistó el mundo gracias, por encima de todo, a su lenguaje único” que permite contarnos y contarle al otro (hoy al mundo entero) la realidad que percibimos.

¿Cuáles son pues los relatos que nos estamos contando? ¿Cuál es la realidad que estamos construyendo como individuos?

La incertidumbre actual no permite mantener un mismo relato por mucho tiempo, durante los últimos meses la humanidad entera entró en un estado de aislamiento social obligado que le ha forzado a cambiar sus modelos, sus sistemas y por ende, sus narrativas. Según la AFP, hay por lo menos 4.500 millones de personas confinadas, eso quiere decir que 6 de cada 10 habitantes en el mundo están en sus casas, algunos cesantes, otros trabajando, estudiando o tratando de sobrevivir. Cada persona, sin importar el lugar del mundo donde vive, edad, nivel socioeconómico, ocupación, personalidad, etc., ha sentido el impacto de la pandemia o de sus efectos secundarios, cambiando el sentido de las cosas.

Hoy estamos confinados en casa viviendo otra cotidianidad, repensando viejos hábitos, abrazando el cambio, enfrentándonos a nosotros mismos y teniendo otras conversaciones para adaptarnos al nuevo contexto. Los siguientes 2 ejemplos describen las nuevas narrativas que se afianzan en gran parte de la población para configurar la realidad postpandemia.

“Volver a lo esencial”

Al tiempo que el coronavirus nos muestra lo vulnerables que somos como especie, también despierta o aumenta el nivel de sensibilidad de las personas según las experiencias vividas en cuarentena. En esa cascada de emociones es posible observar cómo se comienza a cristalizar el relato de “volver a lo esencial”. Ejemplos como: dar gracias porque las necesidades básicas (techo, alimento, e internet) están cubiertas, apreciar y comunicar el valor de las cosas más simples y sencillas, valorar más los oficios cotidianos y caseros como cocinar u ocupar buena parte del tiempo para obtener nuevos aprendizajes y habilidades que amplíen el panorama de opciones para resurgir en la crisis. Y a esto se le suman conversaciones cotidianas que cuestionan tajantemente las formas de vida y el consumismo desaforado que teníamos. Así pues las personas están desde sus casas en búsqueda de nuevos hábitos y nuevas conversaciones que les permita, más que una re-invención del ser, un re-descubrimiento de la esencia humana misma.

Somos la única especie en el planeta que le da sentido y significado a su existencia, no solo podemos imaginar cosas inexistentes y tener pensamientos de todo tipo, sino que también que podemos pensar (reflexionar) sobre la forma como pensamos, por ejemplo, nos decimos: “yo porqué soy así” “por qué no hice esto” “necesito cambiar mi forma de ser” “quisiera esto en mi vida…”. Este tipo de reflexiones se llama autoconciencia, y ésta no es más que una brújula interior que nos guía en la vida, también se le puede llamar paradigmas, modelos mentales o motivaciones internas, es lo que configura y determina nuestro ser, nuestras formas de pensar, sentir y actuar como individuo, creando la visión del mundo y la realidad que cada ser humano vive y comparte.

Algunos creerán que la autoconciencia es un asunto esotérico o religioso, pero en realidad es un impulso vital y neuronal que no todos desarrollan de formas muy conscientes, son la emociones y nuestras sutiles reacciones fisiológicas las que nos llevan a ese estado de conciencia. Sin embargo, la cultura en la que estamos inmersos busca en muchas ocasiones callar la autoconciencia de diversas formas, el consumo desmedido es una de ellas.

“No permitan que la voz que expresa las opiniones de otros ahogue su voz interior. Más importante aún, tengan la valentía de seguir lo que les dice el corazón y la intuición. De algún modo ellos ya saben lo que en realidad desean ser” Steve Jobs

Gracias a la cuarentena, se puso un freno de emergencia al frenético huracán de distracciones que nos impedían ser conscientes de nuestra autoconciencia. Al día de hoy, muchos han visitado ese lugar y cada quien habrá encontrado su propio escenario. Y no es un asunto fácil llegar allí y quedarse a organizarlo. Ya lo decían los filósofos griegos, el camino más arduo es el del conocimiento de uno mismo, es un viaje que asusta y angustia y por eso muchos lo evitan recorrer o retroceden en el camino. Pero la pandemia está obligando a muchas personas a quedarse en casa e iniciar un viaje hacia el interior para tomar conciencia de la vida que se vive y cambiar de un modo u otro las formas de ser y hacer en este mundo. Este stop en el camino nos está dando el tiempo y el espacio para reflexionar y desempolvar el radar interior, para que sea éste quién nos guié dentro de los límites externos que la realidad impone.

“Aligerar el equipaje”

Un murmullo ya muy recurrente es la necesidad urgente de “aligerar el equipaje”, tanto de los modelos de pensamiento (creencias, tradiciones, sistemas, etc.) como de las formas de consumo. Pues con una maleta más ligera y flexible será mas fácil enfrentar la crisis actual sin tantos traumas.

En el viaje de la vida muchos se han dedicado a llenar la maleta de cosas no esenciales (que incluso van en detrimento de la salud del planeta), y por el peso de ésta no han disfrutado de la experiencia y el placer que genera el viaje y descubrir nuevos mundos. Las personas, empresas o gobiernos que ocuparon su tiempo en ganar más y más dinero, en vez de ocupar el tiempo en ampliar sus horizontes y aprender constantemente otro tipo de cosas para ser más creativos y flexibles, están sufriendo duras consecuencias.

Nos estamos dando cuenta que la vida se convirtió en una máquina de consumo para vivir la misma obra de teatro, con los mismos recorridos y actores, de la casa al trabajo, al estudio, a la calle, al centro comercial, de vacaciones por el mundo, comprando y acumulando esto y lo otro para llenar ese escenario. Tuvimos que encerrarnos para experimentar que se pueden simplificar las formas de vida, que no necesitamos tantos corotos para vivir mejor. Así pues, todos hemos tenido que reformular las prioridades para sobrevivir el impacto, pero el resultado ha sido diferente según el peso y el contenido de la maleta que se carga.

“En una época de cambios radicales, el futuro es de quien sigue aprendiendo, los que ya aprendieron se encuentran equipados para vivir en un mundo que ya no existe” Eric Hoffer

Volver a casa no ha sido una experiencia fácil, algunos estarán solos otros con la casa llena, como sea, cada uno está cambiando algo en su vida y esto es cambiar el relato o los modelos mentales establecidos. Estos dos ejemplos, “volver a lo esencial” y “aligerar el equipaje” revelan nuevas narrativas donde la necesidad futura estará en mantener estos espacios de “conexión” y “autoconocimiento” para sobrellevar la realidad. En este escenario, las marcas más recordadas serán aquellas que contribuyan a esa búsqueda, donde el placer de compra o las experiencias no serán más la excusa de olvidarse de los problemas, sino de contribuir a su solución.

A modo de resumen, se podría decir que la necesidad actual está enfocada en saber cómo:

  • Aligerar la maleta.
  • Destinar tiempo para ampliar los horizontes.
  • Encontrar fuentes de inspiración para adquirir nuevos conocimientos que ayude a cambiar hábitos de consumo.
  • Incorporar habilidades para navegar la incertidumbre y crear nuevos mundos (nuevos relatos).
  • Adoptar un estilo de vida más holístico, consciente y armónico que genere tranquilidad mental.
  • Consagrar la vida a un propósito colectivo para el bienestar de todos.

En el OpenLab hemos identificado esta necesidad y los invitamos a participar de los espacios que hemos destinado para lograr estos dos propósitos, como los live en el canal de Instagram de lunes a viernes a la 1:00 pm o los talleres de habilidades del innovador.

Pronto vendrá el segundo post de este especial, un análisis sobre la el impacto de la pandemia en la configuración de las relaciones humanas.

¡Gracias por leer!

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Erika Sierra Arias

Siempre me ha gustado escribir, pero era una actividad íntima. Con la cuarentena me decidí a compartir mis reflexiones! Bienvenidos🙌🏼